jueves, 20 de noviembre de 2008

Quiero que me digas

Tu me dices que la guerra fue difícil
que creciste como rama alejada de tu tronco.
¿Acaso a mi me preguntaron
si quería quedarme entre las balas?
¿Consolaron la desdicha de los pobres?
¿Saciaron las aciagas certidumbres
de los niños que recogen día a día la basura?
Es muy fácil compatriota,
decir que te arrancaron las raíces,
que te sientes un fantasma en los suelos del exilio.

Ya ves aun poseo las raíces que no tienes,
pero el agua no alcanza para hacer crecer mis hojas.

Te cambio, si tu quieres,
ese noble escritorio de nogal
desde donde miras el mar cada tarde de tu vida,
por las alpargatas de yute que gobiernan
los pies fatigados en los campos en elipsis

Te cambio por un tiempo tu estadía de fantasma
por la realidad cotidiana del hachero bajo el sol
en los montes que solo tus ojos extrañan.

Te invito a que el dolor sea mas
que la excusa exacta de tu gran poesía,
a cabalgar por los senderos de légamos umbríos,
donde pasan las blancas mariposas
buscando un aula a cinco leguas de su aldea.

Te convido a visitar de nuevo las costumbres
de una bella y majestuosa Buenos Aires,
a caminar entre mendigos demolidos de tristezas,
a hacer polvo el mármol que recuerda tanta muerte.

Quiero saber si te atreves
a hurgar el panteón de la ciudad donde yacen las palabras,
donde a los pobres ya no nos matan las balas
sino el hambre y la miseria.-

Quiero que me digas, desde aquí, desde ésta tierra,
¿cuando fue que cambiaron las desdichas?
¿cuando fue que se acabó la guerra?

Walter Faila

1 comentario:

Ana Muela Sopeña dijo...

Eres genial, Rossana. Tu poesía es divina.

Tqm.
Ana