viernes, 21 de noviembre de 2008

Allá












Allá

Allá , en donde se apresuran
a escapar las almas
para liberar tanta humedad
endosada sin sosiego.
Quiero hallar tu mirada de niña
tu voz que despide luz
sobre mi pecho abierto
donde habitan cientos de aves
quierendo anidar sobre tus manos.
Porque sabe mi alma
que tu verbo acaricia
pájaros sin plumas.
Les cubres sobre lecho de flores
hasta multiplicar el borde
donde habita la vida.


Rossana Arellano

jueves, 20 de noviembre de 2008

Quiero que me digas

Tu me dices que la guerra fue difícil
que creciste como rama alejada de tu tronco.
¿Acaso a mi me preguntaron
si quería quedarme entre las balas?
¿Consolaron la desdicha de los pobres?
¿Saciaron las aciagas certidumbres
de los niños que recogen día a día la basura?
Es muy fácil compatriota,
decir que te arrancaron las raíces,
que te sientes un fantasma en los suelos del exilio.

Ya ves aun poseo las raíces que no tienes,
pero el agua no alcanza para hacer crecer mis hojas.

Te cambio, si tu quieres,
ese noble escritorio de nogal
desde donde miras el mar cada tarde de tu vida,
por las alpargatas de yute que gobiernan
los pies fatigados en los campos en elipsis

Te cambio por un tiempo tu estadía de fantasma
por la realidad cotidiana del hachero bajo el sol
en los montes que solo tus ojos extrañan.

Te invito a que el dolor sea mas
que la excusa exacta de tu gran poesía,
a cabalgar por los senderos de légamos umbríos,
donde pasan las blancas mariposas
buscando un aula a cinco leguas de su aldea.

Te convido a visitar de nuevo las costumbres
de una bella y majestuosa Buenos Aires,
a caminar entre mendigos demolidos de tristezas,
a hacer polvo el mármol que recuerda tanta muerte.

Quiero saber si te atreves
a hurgar el panteón de la ciudad donde yacen las palabras,
donde a los pobres ya no nos matan las balas
sino el hambre y la miseria.-

Quiero que me digas, desde aquí, desde ésta tierra,
¿cuando fue que cambiaron las desdichas?
¿cuando fue que se acabó la guerra?

Walter Faila

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Ella era celeste














Ella era celeste



Una última mirada hacia el espejo
escasas cejas, ojos que devoran
ojeras enormes como de mártir
o libélula absorta en la nostalgia.
Ella era celeste, luz especial
paseaba etérea por el pueblo
con mejillas de un tibio tono rosa.

Ella era celeste, trozo de cielo.


Rossana Arellano

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Embrujo de amor
















Amo la lluvia que me habita
y las curvas de mis pechos
que se pronuncian
entre suspiros suicidas.
Amo tu cauce
de noches eternas.
Amo la oscuridad maldita
que perfuma tu cuerpo
aquel que seducen mis dedos.
Amo cuando mordisqueamos
el alba por traidora
y nos enredamos
un poco más de noche
al cuello
a las sabanas
a las costillas
al brillo de nuestros ojos
a esta sobredosis de amor
a esta cadencia
a esta exquisita lujuria
a este fuego conductor
a este parirnos mutuamente
a este embrujo de amor
hecho poesía.

Rossana Arellano


domingo, 2 de noviembre de 2008

Le dimos mordiscos a la luna




Y así agarramos a mordiscos a la luna,
mientras contábamos los meses en conflicto.
En la primera luna fui pastor y tú eras nueva,
de tanta gloria sin ningún testigo.


Tiempo es historia de las doce lunas,
y entre oraciones diseñé tus ramas.
Fuimos leyenda de la creación
donde eras Eva libre en mi costilla.


Éramos dioses en el pueblo del sol,
en la séptima luna tejíamos estrellas.
La primavera boreal nos acariciaba
convirtiéndonos en mito, tentados por la serpiente.

Rossana Arellano